El macizo montañoso Escaleras de Jaruco sorprende al visitante por su exuberante vegetación, el canto sonoro de las aves, la presencia singular de otras especies animales así como por las caprichosas figuras que adoptan las rocas, unas veces atrapando el silencio en sus grutas y otras desafiando al viento cual filosas espadas.
En 1969, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro, en este pedazo de vida verde, de 6 km2 de extensión, nació para el turismo nacional el restaurante El Criollo, al que le siguió el restaurante El Árabe, en 1974, y el Hotel Escaleras de Jaruco, seis años después. Por ahí comenzó la historia de lo que hoy es el Parque Recreativo Escaleras de Jaruco, perteneciente a la Empresa Provincial de Establecimientos de Servicio. A él se accede por medios propios y se puede recorrer completo a pie.
Con el tiempo, al sitio devenido Área Protegida de Flora y Fauna le han nacido otros dos restaurantes, La Roca y Sitio Perdido; las cafeterías La Rosita y El Mirador; los puntos de venta El Caney, El Perro al Pincho, La Cueva de la Cerveza y La Casa de la Familia. En proyecto están los ranchones El Palenque y el Farallón y otra Casa de la Familia para disfrute de todos los visitantes.
Algunos de los puntos de ventas están dotados de parrilladas. En el parque se puede degustar desde un buen asado de carnero y una copa de vino en El Árabe, hasta un pollo frito, pescado, chuleta de cerdo, un conejo asado, el tradicional pan con lechón acompañado de la fría cerveza, jugo, refresco o un trago de ron.
Para los niños, en el área de El Mirador hay enclavado un singular parque infantil con todos sus aparatos, coronado por un grupo de esculturas de variadas formas y colores, realizadas por artistas del Fondo de Bienes Culturales de la provincia.
El parque oferta además pizzas a base de queso y diferentes embutidos. Todo en moneda nacional. En CUC hay otra oferta disponible como confituras, diferentes líquidos y helados, entre otros. Si usted lo desea puede comprar en la instalación un cerdo mediano ya asado y consumirlo en pleno contacto con la Naturaleza.
Sin embargo, el visitante también tiene la posibilidad de hacer su propio asado, ya sea en las parrilladas o en algún espacio del lugar, tomando las medidas pertinentes para no afectar o destruir áreas del parque. En familia o entre amigos, hasta se puede asar un cerdo entero, en su puya, a lo guajiro, bajo la sombra de los árboles.
Aquí se tejen historias de mambises, como la de la gruta del General Aguirre y de misteriosas esculturas hechas en la roca viva por la mano de Ana Mendieta, una artista cubana que emigró de niña a los Estados Unidos y que un día, de visita en este maravilloso lugar, le regaló para siempre su arte.
Hoy se escriben otras historias como lo demuestran las risas de los que vienen de jueves a domingo, de 9:00am a 5:30pm, a disfrutar de este pedazo de la Isla que premia la vida y el amor, y donde prosperan las muestras del buen hacer en el servicio gastronómico. Todo matizado por la posibilidad de dar un paseo a caballo, sentir la música en vivo o grabada, correr por doquier o contemplar desde el mirador natural la profundidad del valle que besa el nacimiento de las decenas de montañas rocosas que forman el parque.
(Tomado de el habanero)
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