lunes, 24 de septiembre de 2012

La emigración cubana y su manipulación política por Estados Unidos


logo
Las migraciones han sido parte del actuar humano prácticamente desde los inicios de la especie. Pero en el mundo globalizado y profundamente injusto de hoy, el creciente flujo migratorio internacional –alentado por las hondas desigualdades económicas y sociales, la inestabilidad política, los conflictos armados, los desastres naturales y otras causas–, se ha convertido en uno de los más serios problemas de la humanidad.
Miles de personas mueren todos los años intentando emigrar en precarias condiciones a través de fronteras terrestres y los mares. Otros miles, que llegan a las naciones más ricas del Norte buscando mejores condiciones de vida, son sometidos a abusivas y prolongadas detenciones y expulsados hacia sus países sin contemplaciones. Crecen las medidas restrictivas y xenófobas contra los inmigrantes en EEUU y Europa.
En este complejo y duro panorama hay una clara excepción: el tratamiento que el Gobierno de EE.UU le da a la emigración cubana con evidentes fines políticos, como parte de sus planes agresivos contra la Revolución.
Antes de 1959 eran contadas las visas que la Embajada de los Estados Unidos concedía a los ciudadanos cubanos para emigrar a ese país; lo que constituía una aspiración de millones de personas en el mundo, atraídos por el estándar de vida en la nación que emergió de la Segunda Guerra Mundial como la más rica y poderosa del planeta. Unos pocos humildes trabajadores dispuestos a asumir las duras labores que el estadounidense se rehusaba a hacer y componentes de la burguesía y de algunos sectores medios del país, eran los afortunados en esa ruleta migratoria.
Los trámites legales para que un cubano emigrara a Estados Unidos entre 1945 y 1959 eran prolongados y rigurosos. Al que ingresaba ilegalmente le esperaba sin remedio la expulsión o la prisión. Eran tan perseguidos por la “migra” como lo son ahora muchos emigrados latinoamericanos. Ahí esta el testimonio de Camilo Cienfuegos en sus cartas a la familia durante el tiempo que debió permanecer en territorio norteamericano, en la década del 50, ante la persecución de la dictadura batistiana.
Todo cambió con el Triunfo de la Revolución en 1959. Desde el primer día de la victoria de nuestro pueblo, Estados Unidos se convirtió en seguro refugio para los esbirros, torturadores, asesinos, malversadores y ladrones de la derrocada tiranía de Fulgencio Batista. El ingreso sin obstáculo al suelo estadounidense de cualquier persona que saliera ilegalmente de Cuba pasó a ser la norma. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido. La categoría de emigrante desapareció para los cubanos que salían del país, que pasaron sin excepción al tratamiento de exiliados, gracias a la política implantada por Washington.
El gobierno norteamericano, consciente de que en Cuba había una verdadera Revolución, se planteó una estrategia de hostilidad permanente hacia nuestra Patria sustentada en un feroz bloqueo económico y comercial y que tenía también al tema migratorio como uno de sus componentes esenciales para la desestabilización. Cuba pasó a formar parte de la política implementada por la Casa Blanca en los años 50 para beneficiar con el estatus de “refugiado” a los migrantes del entonces campo socialista.
Nació así el Programa de Refugiados Cubanos, a inicios de los 60, y se ejecutó la inescrupulosa Operación Peter Pan mediante la cual fueron virtualmente secuestrados hacia EE.UU más de 14 mil niños, arrancados a sus padres atemorizados por la propalación de la falsa e infame noticia de que sería suprimida la Patria Potestad en Cuba.
Tras la derrota sufrida en Playa Girón, el escalamiento de la guerra sucia contra Cuba y las tensiones de la Crisis de Octubre, el Gobierno norteamericano suprimió abruptamente, a fines de 1962, los vuelos normales y salidas legales desde nuestro país a esa nación, cortando de facto los vínculos de miles de cubanos con sus familiares en EE.UU, entre ellos la de los padres que habían enviado a sus hijos durante la Operación Peter Pan. Solo quedó el camino de las salidas ilegales.
En febrero de 1963, la administración Kennedy dio un poderoso estímulo a esas salidas al anunciar que los cubanos que llegaran a EE.UU directamente desde nuestro país serían recibidos como refugiados; mientras, quienes lo hicieran desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a las restricciones migratorias norteamericanas.
Se buscaba el show político y mediático. El intento de pintar una Revolución que naufragaba. El propósito de mostrar una sociedad supuestamente quebrada y fracasada que obligaba a sus ciudadanos a lanzarse desesperadamente a la aventura migratoria.
El Congreso estadounidense dio un espaldarazo final a la perversa política al aprobar la llamada Ley de Ajuste Cubano, firmada por el presidente Johnson el 2 de noviembre de 1966. Con ella se concedía el derecho inmediato al permiso de residencia a cualquier emigrante ilegal cubano que llegara a territorio norteamericano, y al año se le otorgaba automáticamente la residencia permanente.
Esa aviesa legislación –aplicada desde entonces invariablemente y actualizada varias veces para promover aún más la emigración ilegal–, unida a la intencionada denegación de cuantiosas solicitudes de visas para la emigración legal, al endurecimiento del bloqueo y a las miles de horas de incesante propaganda subversiva y de guerra política y sicológica desde EE.UU llamando a la indisciplina social, al delito y a las salidas ilegales del país, han provocado sucesivas y graves crisis migratorias como las de Boca de Camarioca (1965) , el Mariel (1980) y la de 1994.

Impunidad, violencia y robo de cerebros

La impunidad total y los estímulos con que se ha recibido en EE.UU a todas las personas salidas ilegalmente de Cuba en estas cinco décadas, han dado lugar al robo y secuestro de embarcaciones, la piratería aérea, la violencia, el empleo de armas y hasta a asesinatos. Autores de crímenes atroces como Leonel Macías, el asesino del guardamarina Roberto Aguilar Reyes, viven hoy en la Florida al amparo de esta política.
A sectores de esa estimulada emigración han acudido el gobierno estadounidense, la extrema derecha, los servicios especiales y la mafia cubano americano para ejecutar sus planes agresivos y terroristas contra nuestra Patria.
Esa mafia y sus representantes en el Congreso han utilizado a su antojo el tema migratorio en su agenda anticubana. Estimulan por un lado la emigración a través de declaraciones y acciones precisas como el programa Éxodo manejado por la Fundación Nacional Cubano Americana en la década de los 90, y por el otro, presionan al Gobierno norteamericano a actuar en el supuesto interés de la Seguridad Nacional de EE.UU si se produjera una nueva crisis migratoria. Sueñan con provocar un conflicto armado entre Estados Unidos y Cuba.
En todos estos años, las autoridades norteamericanas y los sectores anticubanos han alentado y priorizado la salida del país de médicos, enfermeros, profesores, ingenieros y otros profesionales universitarios o técnicos de nivel medio, en un descarado robo de cerebros. Miles de millones de dólares le han costado a la nación la pérdida de ese personal calificado formado gratuitamente en nuestras universidades y escuelas politécnicas.
No satisfechos con extraerlos del país, los persiguen por diversas partes del mundo. Vigente está el programa ideado por la administración Bush para captar médicos y otros especialistas de salud cubanos que prestan importantes servicios en decenas de países.
Permanente es también el asedio a nuestros deportistas, reconocidos en los escenarios mundiales y forjados gracias al sudor de nuestro pueblo y la capacidad de nuestro sistema de formación deportiva.
El objetivo es apropiarse desvergonzadamente del talento de la nación, e intentar desmoralizar, obstruir nuestro desarrollo, generar desaliento.
Pese a los acuerdos migratorios logrados entre Cuba y EE.UU, el gobierno norteamericano continúa aplicando para nuestra nación los esquemas de la Guerra Fría y el anticomunismo que caracterizaron la política inmigratoria de ese país en décadas pasadas.
Una y otra vez han violado esos acuerdos en diferentes administraciones, mantienen en vigencia la Ley de Ajuste Cubano que estimula la emigración ilegal y ha provocado numerosas muertes en el estrecho de la Florida, y sostienen las campañas de aliento a esa emigración y la manipulación mediática sobre este sensible tema.
Mientras más de 429 mil indocumentados fueron detenidos y más de 397 mil inmigrantes fueron expulsados de Estados Unidos en el 2011, según reconoció hace unos días el Departamento de Seguridad Interior, los inmigrantes cubanos continúan recibiendo un tratamiento privilegiado a tono con los intereses subversivos de la política norteamericana hacia nuestro país.
Cuba ha cumplido rigurosa y estrictamente sus compromisos en los acuerdos migratorios, sostiene la necesidad de garantizar una emigración legal, ordenada y segura hacia la nación norteña, mantiene una relación respetuosa con el creciente y mayoritario sector de la emigración cubana en Estados Unidos y otras partes del mundo que profesa amor a su Patria, promueve los vínculos familiares, condena el bloqueo y otras políticas agresivas contra su pueblo y defiende el derecho de nuestra nación a vivir y desarrollarse en paz, y ha dado pasos en todos estos años para hacer más fluida esa relación entre la Nación y su emigración.

Penoso: EE.UU. veta a viajeros desde España hacia Cuba, México y Canadá


iberia-1
Hernando Calvo Ospina, periodista colombiano de 51 años, colaborador de Le Monde Diplomatique y residente desde hace 25 en París, se quedó el pasado 6 de mayo en tierra, en el aeropuerto de Madrid-Barajas, porque un funcionario de la Embajada estadounidense le impidió embarcar a un tercer país: Cuba. Un vuelo directo a La Habana que no hacía escala en Estados Unidos. Él lo cuenta así: “Me pidió mi pasaporte y me dijo que no podía subir al avión porque la ruta sobrevolaba durante unos minutos el espacio aéreo estadounidense y yo estaba en una lista de personas que pueden atentar contra EE UU. Yo había hecho ese mismo vuelo el octubre anterior y no me había pasado nada”.
EE UU y la Comisión Europea firmaron el pasado diciembre un acuerdo -aprobado en abril por el Parlamento Europeo- que obliga a las compañías aéreas europeas a suministrar al Departamento de Seguridad del Territorio Nacional estadounidense datos de pasajeros, pero solo de vuelos con origen o destino en EE UU. El acuerdo, conocido como PNR (de registro de datos de pasajeros) no sería aplicable, por tanto, a este caso. ¿Qué ocurre entonces? Las autoridades norteamericanas exigen unilateralmente desde marzo a todas las aerolíneas europeas, a través del programa Secure flight overflight, que envíen antes del despegue el nombre, la fecha de nacimiento y el sexo de los pasajeros de aviones que sobrevuelen el espacio de Estados Unidos.
Las razones que alega EE UU son de seguridad: la posibilidad de que uno de los viajeros secuestre el avión y cambie la ruta. Por eso, los que están en su lista de indeseables no vuelan aunque no vayan a pisar suelo estadounidense. Las líneas aéreas están obligadas a meter en el sistema informático correspondiente los datos de los usuarios de estas rutas (si no lo hacen, no pueden volar), y Washington bloquea directamente la emisión de tarjetas de embarque de los que aparecen en sus listas.
Cuando esto sucede, la aerolínea no puede hacer nada más que llamar a los funcionarios estadounidenses, a los que se permite operar en aeropuertos españoles en virtud de un acuerdo firmado en 2009 entre EE UU y el Ministerio del Interior. Los norteamericanos pueden interrogar al pasajero y son quienes deciden si finalmente puede volar. Además, al tener Washington en su poder desde marzo los datos de viajeros a terceros países, puede conocer, por ejemplo, cuántas veces ha viajado una persona a La Habana y con quién.
¿A cuánta gente afecta esta política estadounidense? En España, a miles de pasajeros con tres destinos: Cuba, México y Canadá. Implica a dos compañías españolas (Air Europa e Iberia) y a dos aerolíneas extranjeras que operan vuelos desde España (Aeroméxico, y Air Transat). Cuando se compran billetes a Toronto, Montreal, México D. F. o La Habana, lo último que puede imaginar el pasajero es que sus datos van a ser cedidos a EE UU. A pesar de ello, ninguna de las cuatro compañías informa debidamente. Iberia -con varios vuelos semanales a Cuba y a México-, Air Europa -con seis o siete vuelos semanales a La Habana- y Aeroméxico no lo hacen. Las dos primeras aseguraron a EL PAÍS que van a empezar a hacerlo en breve. Air Transat es la única que avisa, pero en la pestaña de información para viajeros de su web, no en el momento de comprar el billete.
“La falta de información supone una vulneración evidente de la ley de protección de datos y el usuario podría reclamar”, señala Rubén Sánchez, de la asociación de consumidores Facua. “La cesión de datos debe ser comunicada. Todo el asunto es un exceso y una medida desproporcionada de EE UU”. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) coincide en que los pasajeros tienen derecho a conocer que sus datos van a ser entregados a otro país.
IU registró en el Congreso en mayo una pregunta al Gobierno sobre este asunto. El Ejecutivo respondió que esas actuaciones “se amparan” en el acuerdo entre EE UU y la UE aprobado en abril. Pero dicho pacto no hace alusión al sobrevuelo del espacio aéreo. Su artículo segundo lo deja claro: el acuerdo se aplicará “a compañías que operen vuelos de pasajeros entre la UE y los EE UU” y a “compañías que incorporen o almacenen datos en la UE y que operen vuelos de pasajeros con origen o destino en EE UU”. Un portavoz de la Comisión Europea confirma que los sobrevuelos no están incluidos en el acuerdo, informa Luis Doncel.
La Agencia Española de Protección de Datos dice estar “muy preocupada” por esta situación. “¿En qué norma europea se basa una compañía española para ceder estos datos? ¿Cuáles son las garantías en cuanto al tratamiento de estos datos? No hay marco legal europeo que ampare esta práctica”, advierte un portavoz de su área internacional.
La agencia ha tratado la cuestión con sus homólogas de otros países de la UE. “Hemos transmitido la información a la Comisión Europea. Ahora son ellos los que deben actuar. Es una situación atípica. Además, pone en una situación complicada a las compañías aéreas. Hacen todos los esfuerzos para cumplir con EE UU, porque si no lo hacen no vuelan, pero pueden entrar en conflicto con la legislación de protección de datos”. Desde la Comisión Europea no se respondió a EL PAÍS sobre si va a adoptar alguna medida.
Las propias compañías parecen tener dudas de cuándo deben comunicar los datos. Iberia asegura que solo los facilita en sus vuelos a México, pero no en el Madrid-La Habana porque esta ruta no está incluida en la lista de trayectos afectados que les envió EE UU. Air Europa dice lo opuesto: que ese vuelo sí está incluido, que está obligada a entregar los datos so pena de cuantiosas multas.
Hernando Calvo no pudo coger un vuelo que ya había pagado y que le había costado 744 euros. Así que reclamó a Air Europa que le reembolsara esa cantidad. La aerolínea le respondió que no se hacía cargo “porque es obligación de todos los pasajeros llevar consigo la documentación necesaria y tenerla a disposición de las autoridades”. Calvo la llevaba: su pasaporte estaba en regla y no necesitaba nada más para volar a Cuba.
(Con información de El País)

La emigración cubana y su manipulación política por Estados Unidos


logo
Las migraciones han sido parte del actuar humano prácticamente desde los inicios de la especie. Pero en el mundo globalizado y profundamente injusto de hoy, el creciente flujo migratorio internacional –alentado por las hondas desigualdades económicas y sociales, la inestabilidad política, los conflictos armados, los desastres naturales y otras causas¬–, se ha convertido en uno de los más serios problemas de la humanidad.
Miles de personas mueren todos los años intentando emigrar en precarias condiciones a través de fronteras terrestres y los mares. Otros miles, que llegan a las naciones más ricas del Norte buscando mejores condiciones de vida, son sometidos a abusivas y prolongadas detenciones y expulsados hacia sus países sin contemplaciones. Crecen las medidas restrictivas y xenófobas contra los inmigrantes en EEUU y Europa.
En este complejo y duro panorama hay una clara excepción: el tratamiento que el Gobierno de EE.UU le da a la emigración cubana con evidentes fines políticos, como parte de sus planes agresivos contra la Revolución.
Antes de 1959 eran contadas las visas que la Embajada de los Estados Unidos concedía a los ciudadanos cubanos para emigrar a ese país; lo que constituía una aspiración de millones de personas en el mundo, atraídos por el estándar de vida en la nación que emergió de la Segunda Guerra Mundial como la más rica y poderosa del planeta. Unos pocos humildes trabajadores dispuestos a asumir las duras labores que el estadounidense se rehusaba a hacer y componentes de la burguesía y de algunos sectores medios del país, eran los afortunados en esa ruleta migratoria.
Los trámites legales para que un cubano emigrara a Estados Unidos entre 1945 y 1959 eran prolongados y rigurosos. Al que ingresaba ilegalmente le esperaba sin remedio la expulsión o la prisión. Eran tan perseguidos por la “migra” como lo son ahora muchos emigrados latinoamericanos. Ahí esta el testimonio de Camilo Cienfuegos en sus cartas a la familia durante el tiempo que debió permanecer en territorio norteamericano, en la década del 50, ante la persecución de la dictadura batistiana.
Todo cambió con el Triunfo de la Revolución en 1959. Desde el primer día de la victoria de nuestro pueblo, Estados Unidos se convirtió en seguro refugio para los esbirros, torturadores, asesinos, malversadores y ladrones de la derrocada tiranía de Fulgencio Batista. El ingreso sin obstáculo al suelo estadounidense de cualquier persona que saliera ilegalmente de Cuba pasó a ser la norma. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido. La categoría de emigrante desapareció para los cubanos que salían del país, que pasaron sin excepción al tratamiento de exiliados, gracias a la política implantada por Washington.
El gobierno norteamericano, consciente de que en Cuba había una verdadera Revolución, se planteó una estrategia de hostilidad permanente hacia nuestra Patria sustentada en un feroz bloqueo económico y comercial y que tenía también al tema migratorio como uno de sus componentes esenciales para la desestabilización. Cuba pasó a formar parte de la política implementada por la Casa Blanca en los años 50 para beneficiar con el estatus de “refugiado” a los migrantes del entonces campo socialista.
Nació así el Programa de Refugiados Cubanos, a inicios de los 60, y se ejecutó la inescrupulosa Operación Peter Pan mediante la cual fueron virtualmente secuestrados hacia EE.UU más de 14 mil niños, arrancados a sus padres atemorizados por la propalación de la falsa e infame noticia de que sería suprimida la Patria Potestad en Cuba.
Tras la derrota sufrida en Playa Girón, el escalamiento de la guerra sucia contra Cuba y las tensiones de la Crisis de Octubre, el Gobierno norteamericano suprimió abruptamente, a fines de 1962, los vuelos normales y salidas legales desde nuestro país a esa nación, cortando de facto los vínculos de miles de cubanos con sus familiares en EE.UU, entre ellos la de los padres que habían enviado a sus hijos durante la Operación Peter Pan. Solo quedó el camino de las salidas ilegales.
En febrero de 1963, la administración Kennedy dio un poderoso estímulo a esas salidas al anunciar que los cubanos que llegaran a EE.UU directamente desde nuestro país serían recibidos como refugiados; mientras, quienes lo hicieran desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a las restricciones migratorias norteamericanas.
Se buscaba el show político y mediático. El intento de pintar una Revolución que naufragaba. El propósito de mostrar una sociedad supuestamente quebrada y fracasada que obligaba a sus ciudadanos a lanzarse desesperadamente a la aventura migratoria.
El Congreso estadounidense dio un espaldarazo final a la perversa política al aprobar la llamada Ley de Ajuste Cubano, firmada por el presidente Johnson el 2 de noviembre de 1966. Con ella se concedía el derecho inmediato al permiso de residencia a cualquier emigrante ilegal cubano que llegara a territorio norteamericano, y al año se le otorgaba automáticamente la residencia permanente.
Esa aviesa legislación –aplicada desde entonces invariablemente y actualizada varias veces para promover aún más la emigración ilegal–, unida a la intencionada denegación de cuantiosas solicitudes de visas para la emigración legal, al endurecimiento del bloqueo y a las miles de horas de incesante propaganda subversiva y de guerra política y sicológica desde EE.UU llamando a la indisciplina social, al delito y a las salidas ilegales del país, han provocado sucesivas y graves crisis migratorias como las de Boca de Camarioca (1965) , el Mariel (1980) y la de 1994.

Impunidad, violencia y robo de cerebros

La impunidad total y los estímulos con que se ha recibido en EE.UU a todas las personas salidas ilegalmente de Cuba en estas cinco décadas, han dado lugar al robo y secuestro de embarcaciones, la piratería aérea, la violencia, el empleo de armas y hasta a asesinatos. Autores de crímenes atroces como Leonel Macías, el asesino del guardamarina Roberto Aguilar Reyes, viven hoy en la Florida al amparo de esta política.
A sectores de esa estimulada emigración ha acudido el gobierno estadounidense, la extrema derecha, los servicios especiales y la mafia cubano americano para ejecutar sus planes agresivos y terroristas contra nuestra Patria.
Esa mafia y sus representantes en el Congreso han utilizado a su antojo el tema migratorio en su agenda anticubana. Estimulan por un lado la emigración a través de declaraciones y acciones precisas como el programa Éxodo manejado por la Fundación Nacional Cubano Americana en la década de los 90, y por el otro, presionan al Gobierno norteamericano a actuar en el supuesto interés de la Seguridad Nacional de EE.UU si se produjera una nueva crisis migratoria. Sueñan con provocar un conflicto armado entre Estados Unidos y Cuba.
En todos estos años, las autoridades norteamericanas y los sectores anticubanos han alentado y priorizado la salida del país de médicos, enfermeros, profesores, ingenieros y otros profesionales universitarios o técnicos de nivel medio, en un descarado robo de cerebros. Miles de millones de dólares le han costado a la nación la pérdida de ese personal calificado formado gratuitamente en nuestras universidades y escuelas politécnicas.
No satisfechos con extraerlos del país, los persiguen por diversas partes del mundo. Vigente está el programa ideado por la administración Bush para captar médicos y otros especialistas de salud cubanos que prestan importantes servicios en decenas de países.
Permanente es también el asedio a nuestros deportistas, reconocidos en los escenarios mundiales y forjados gracias al sudor de nuestro pueblo y la capacidad de nuestro sistema de formación deportiva.
El objetivo es apropiarse desvergonzadamente del talento de la nación, e intentar desmoralizar, obstruir nuestro desarrollo, generar desaliento.
Pese a los acuerdos migratorios logrados entre Cuba y EE.UU, el gobierno norteamericano continúa aplicando para nuestra nación los esquemas de la Guerra Fría y el anticomunismo que caracterizaron la política inmigratoria de ese país en décadas pasadas.
Una y otra vez han violado esos acuerdos en diferentes administraciones, mantienen en vigencia la Ley de Ajuste Cubano que estimula la emigración ilegal y ha provocado numerosas muertes en el estrecho de la Florida, y sostienen las campañas de aliento a esa emigración y la manipulación mediática sobre este sensible tema.
Mientras más de 429 mil indocumentados fueron detenidos y más de 397 mil inmigrantes fueron expulsados de Estados Unidos en el 2011, según reconoció hace unos días el Departamento de Seguridad Interior, los inmigrantes cubanos continúan recibiendo un tratamiento privilegiado a tono con los intereses subversivos de la política norteamericana hacia nuestro país.
Cuba ha cumplido rigurosa y estrictamente sus compromisos en los acuerdos migratorios, sostiene la necesidad de garantizar una emigración legal, ordenada y segura hacia la nación norteña, mantiene una relación respetuosa con el creciente y mayoritario sector de la emigración cubana en Estados Unidos y otras partes del mundo que profesa amor a su Patria, promueve los vínculos familiares, condena el bloqueo y otras políticas agresivas contra su pueblo y defiende el derecho de nuestra nación a vivir y desarrollarse en paz, y ha dado pasos en todos estos años para hacer más fluida esa relación entre la Nación y su emigración.

Producción de azúcar cubana crecerá un 20% respecto al año anterior

azucar-cuba
La producción azucarera de Cuba en la zafra 2012-2013, deberá crecer un 20 por ciento con respecto a la anterior, informó este domingo en Bayamo Orlando Celso García, máximo dirigente del sector.
El presidente del Grupo Empresarial Azucarero (AZCUBA) declaró a la prensa que en ese incremento se reflejará la elevación del rendimiento agrícola en los campos cañeros, índice que mantiene un paso ascendente.
García presidió, junto a otros dirigentes, el acto nacional de premiación a cooperativas campesinas que en la cosecha 2011-2012 lograron 45 toneladas de caña por hectárea o más.
La ceremonia tuvo lugar en el museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria cubana, y el primer lugar correspondió a la cooperativa de créditos y servicios Arquímides Colina, del municipio de Bayamo, provincia de Granma, con 96,8 toneladas por hectárea.
Después se ubicaron las cooperativas de producción agropecuaria 28 de Enero, de Calimete, Matanzas, (95,4); Cuba Socialista, de Madruga, Mayabeque, (90,7); Ignacio Agramonte, de Ciro Redondo, Ciego de Ávila, (90,5), y Dagoberto Rojas, también de Calimete, con 90,1.
En total, fueron galardonadas 143 entidades campesinas, de las cuales 55 recibieron Trofeo de Oro, por reportar 60 ó más toneladas por hectárea; 22 se agenciaron el de Plata, con 54 o más, y 66 el de bronce, al lograr no menos de 45.
También recibieron reconocimientos las direcciones de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en los municipios cuyo rendimiento promedio pasó de 60 toneladas por hectárea: Calimete (85,2), Bayamo (79,6), Banes (74,9), Manuel Tames (64,8), Ciro Redondo (63) y Madruga (61,6).
Orlando Lugo Fonte, presidente de la ANAP, dijo en el acto que los campesinos de Cienfuegos y Las Tunas son los únicos con rendimientos promedio inferiores a 40 toneladas por hectárea, pero en la venidera zafra rebasarán ese índice.
Según informes recientes de AZCUBA, la próxima temporada de fabricación de azúcar comenzará en los primeros días de diciembre, y entrarán en acción 50 de los 85 ingenios del país.
(Con información de la AIN)

Canadá niega la entrada a pacifista estadounidense simpatizante de Los Cinco



los-cinco
Funcionarios de la aduana de Canadá negaron la visa al pacifista estadounidense, Stansfield Smith, quien tenía previsto participar en la asamblea y el tribunal popular organizado en Toronto (sureste) sobre el caso de los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos.
Según un mensaje de Smith, al cual accedió Prensa Latina, las autoridades también le prohibieron el ingreso al país durante un año y medio más sin aportar ningún argumento.
El activista relató que los guardias lo detuvieron en el punto limítrofe de Port Huron-Sarnia y lo interrogaron acerca de los propósitos de su viaje a Canadá.
Tras responder que asistiría a un evento en Toronto sobre Cuba y regresaría mañana a Estados Unidos, tuvo que aparcar su automóvil y dar la misma explicación a otros aduaneros, quienes además lo condujeron hacia una oficina con todas sus pertenencias.
Según Smith, la funcionaria de ese departamento hizo preguntas similares y se negó a comprobar en Internet la realización de la asamblea y el tribunal popular para difundir irregularidades en el proceso legal de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González.
Finalmente, le impidió entrar a Canadá después de chequear los datos personales.
El antibelicista norteamericano se preguntó por qué si Ottawa mantiene relaciones con La Habana le preocupaba su participación en ambas citas solidarias, abierta desde el viernes hasta hoy en el ayuntamiento de Toronto.
Smith es miembro del Comité de Chicago por la liberación de Los Cinco -como se conoce internacionalmente a los luchadores cubanos- y fue uno de los promotores de las protestas contra las cumbres del G-8 y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en mayo pasado.
Tenía previsto sumarse a activistas de varios países con el fin de romper el silencio mediático en el caso de esos hombres, sometidos a severas sanciones desde septiembre de 1998 por monitorear grupos violentos radicados en Miami que planifican acciones como las que en los últimos 53 años han ocasionado más de tres mil 400 víctimas en Cuba.
Los asistentes a ambas citas prevén elaborar hoy un plan de acción para exigir al presidente estadounidense, Barack Obama, su libertad inmediata e incondicional.
El texto también buscará presionar al gobierno de Canadá a sumarse al llamado internacional para que Obama haga uso de sus facultades constitucionales y autorice la excarcelación de Los Cinco y el regreso a su tierra natal.
(Con información de PL)