Creo
que la Revolución Cubana
dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el
Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de
nuestra Historia.
Sí:
antes de la Revolución La Habana estaba mucho más
pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles
y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero,
¿quiénes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes
podían caminar con verdadera libertad por aquellas
calles? Por supuesto, los que ¨tenían con qué¨ en
sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar,
como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría
de las familias cubanas. Por aquellas avenidas
fabulosas solo se paseaban los ¨ciudadanos
respetables¨, bien considerados en primer lugar por
su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi
todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando
un policía los veía en alguna calle ¨decente¨, a
palos los sacaban de allí.
Esto lo vi con mis propios ojos de niño
de 7 u 8
años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando
triunfó la Revolución.
En la esquina de mi casa había dos bares,
en uno
de ellos, a veces, en vez de cenar, nos tomábamos un
batido. En varias ocasiones pasaron marines,
cayéndose de borrachos, buscando prostitutas y
metiéndose con las mujeres del barrio. A un joven
vecino nuestro, que salió a defender a su hermana,
lo tiraron al suelo, y cuando llegó la policía ¿con
quién creen que cargaron? ¿Con los abusadores? Pues
no. A patadas por los fondillos se llevaron a aquel
joven universitario que, lógicamente, después se
destacaba en las tánganas estudiantiles.
Ahí están las
fotos de un marine meando, sentado
en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque
Central de nuestra capital.
Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así
eran las
calles de la Centro Habana que yo viví a diario, las
del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones
y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra
pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi
propia infancia. Lo canto en Trovador antiguo. ¿Cómo
pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas
razones. Mucha culpa nuestra por no haber visto los
árboles, embelesados con el bosque, pero culpa
también de los que quieren que regresen los marines
a vejar la cabeza de Martí.
Estoy de acuerdo con revertir los
errores, en
desterrar el autoritarismo y en construir una
democracia socialista sólida, eficiente, con un
funcionamiento siempre perfectible, que se garantice
a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos
fundamentales que la Revolución conquistó para el
pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y
asimismo salud, educación, cultura y una vejez
honorable para todos. Quisiera no tener que
enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de
afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión.
Quisiera que mejoraran muchas cosas que he dicho y
otras que no.
Pero, por encima
de todo, no quiero que regrese
aquella ignominia, aquella miseria, aquella falsedad
de partidos políticos que cuando tomaban el poder le
entregaban el país al mejor postor. Todo aquello
sucedía al tibio amparo de la Declaración de los
Derechos Humanos y de la Constitución de 1940. La
experiencia prerrevolucionaria cubana y la de muchos
otros países demuestra lo que importan los derechos
humanos en las democracias representativas.
Muchos de los que
hoy atacan a la Revolución
fueron educados por ella. Profesionales emigrados,
que comparan forzadamente las condiciones ideales de
¨la culta Europa¨, con la hostigada Cuba. Otros, más
viejos, quizá alguna vez llegaron a ¨ser algo¨
gracias a la Revolución y hoy se pavonean como
ideólogos procapitalistas, estudiosos de Leyes e
Historia, disfrazados de humildes obreros.
Personalmente, no soporto a los ¨cambiacasacas¨
fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de
marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa y
ahora son su propio reverso. No les deseo mal, a
nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me
revuelve.
La Revolución,
como Prometeo (le debo una canción
con ese nombre), iluminó a los olvidados. Porque en
vez de decirle al pueblo: cree, le dijo: lee. Por
eso, como al héroe mitológico, quieren hacerle pagar
su osadía, atándola a una remota cumbre donde un
buitre (o un águila imperial) le devore eternamente
las entrañas. Yo no niego los errores y los
voluntarismos, pero no sé olvidar la vocación de
pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han
usado todas las armas para herir y matar, así como
los más poderosos y sofisticados medios de difusión
(y distorsión) de ideas.
Jamás he dicho que el bloqueo tiene toda
la culpa
de nuestras desgracias. Pero la existencia del
bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de
medirnos a nosotros mismos.
A mí me gustaría morir con las
responsabilidades
de nuestras desdichas bien claritas.
Por eso invito a
todos los que aman a Cuba y
desean la dignidad de los cubanos, a gritar conmigo
ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!
(Tomado del blog
personal Segunda Cita)
martes, 14 de septiembre de 2010
Estrenarán documentales sobre Los Cinco Héroes cubanos
El Instituto Cubano del
Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), anuncia
para el jueves 16 de septiembre el estreno de dos
documentales producidos por Mundo Latino, dedicados
a los cinco antiterroristas cubanos prisioneros
políticos en Estados Unidos.
Una de las cintas, titulada "El mayor amor", dirigida por Leonardo Urrutia y Carlos Beltrán, recoge un apasionado alegato sobre la injusta prisión que padecen esos patriotas, así como también los sufrimientos a que son sometidas sus familias, y muestra conmovedores testimonios de madres y esposas de los antiterroristas encarcelados.
El otro estreno es "Sin perder el humor", de las realizadoras Maricel Acosta y Delia de la Cruz, que recoge entrevistas a amigos, compañeros de trabajo y familiares de Gerardo Hernández (uno de Los Cinco), indica una nota del centro de Información del ICAIC.
Este filme revela la personalidad de Gerardo y su humor, que le sirve para aliviar el sufrimiento por la injusta condena que le ha sido impuesta (dos cadenas perpetuas más 15 años), junto a sus compañeros de causa: Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González.
Ambos documentales se exhibirán junto a las películas de estreno en los cines Yara, Payret, Acapulco, Alameda, Lido, Ambassador, La Rampa y Riviera, en esta capital.
Tomado de CubaDebate
Una de las cintas, titulada "El mayor amor", dirigida por Leonardo Urrutia y Carlos Beltrán, recoge un apasionado alegato sobre la injusta prisión que padecen esos patriotas, así como también los sufrimientos a que son sometidas sus familias, y muestra conmovedores testimonios de madres y esposas de los antiterroristas encarcelados.
El otro estreno es "Sin perder el humor", de las realizadoras Maricel Acosta y Delia de la Cruz, que recoge entrevistas a amigos, compañeros de trabajo y familiares de Gerardo Hernández (uno de Los Cinco), indica una nota del centro de Información del ICAIC.
Este filme revela la personalidad de Gerardo y su humor, que le sirve para aliviar el sufrimiento por la injusta condena que le ha sido impuesta (dos cadenas perpetuas más 15 años), junto a sus compañeros de causa: Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González.
Ambos documentales se exhibirán junto a las películas de estreno en los cines Yara, Payret, Acapulco, Alameda, Lido, Ambassador, La Rampa y Riviera, en esta capital.
Tomado de CubaDebate
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