miércoles, 5 de diciembre de 2012

Silvio canta y cuenta su tiempo


Silvio Rodríguez
Calles de La Habana, acordes de guitarra, un tono grave, un escenario en Los Sitios, en el centro de la capital cubana. Se adivina desde el principio quién está sobre él: lo que suena es “La maza”. Uno de los conciertos de la gira por los barrios, que viene haciendo el trovador hace ya más de dos años, abre Silvio Rodríguez. Ojalá, documental del español Nico García, que propicia un acercamiento a la figura y, desde su perspectiva y la de sus allegados, una visión de este país -y por momentos, del mundo- en los últimos 40 años.
Silvio, parado en hoy, mira hacia atrás, pone la vista en lo recorrido y autorreflexiona. “En las noches me bajaba de la cama, descalzo para no hacer ruido, y me iba lejos a tocar mi guitarra”, así se adentra en su etapa de recluta, y luego en días de botas rusas, pantalones de caqui, indignación por una guerra genocida, fascistas gobernando, días de selvas llenas de guerrilla. Evoca el alma de la época y su correlato en canción.
Los aires de revolución, favorecidos por los acontecimientos en Cuba y el mundo, cambiaron radicalmente el sentido mismo del arte. El alcance social y la función de quien lo hiciera estarían en el centro de una manera distinta de sentirse artista. Así lo cantaron Silvio y sus contemporáneos en un lenguaje de nuevo tipo, que hablaba su tiempo, y que trascendía la expresión artística, para convertirse, como él mismo dice, en un modo de vida, en una postura que se manifestaba en todo lo que eran.
Todavía Silvio rehúye lo ficticio, sosteniendo una actitud que Leo Brouwer describe como contestataria: renuncia a ser superestrella, le da la espalda a la condición de “famoso”.
En su criterio, como en el de Sara González, Víctor Casaus, Chucho Valdés, Omara Portuondo… viejos amigos de tonadas y vida, junto a los de compañías menos añejas como Oliver Valdés, Niurka González, Alejandro Ramírez Anderson y Tony Ávila, se descubre al artista, al hombre, al ídolo, al cubano, al internacional, sin que ninguno por sí solo niegue a cualquiera de los otros.
Como otros, Silvio fue un proscrito, víctima de incomprensiones y no poco esquematismo conservador. En la película se explora en torno a cómo nada de eso cambió la esencia de su sentir ni su postura como partícipe del proceso revolucionario: “Mi país es más importante que yo. Se trata de no olvidar eso”.
Después de tanto, parece imposible que Silvio se inquiete por la posibilidad de que lo que perdurara de él no fuera más allá de sus canciones. Una canción, política desde el momento en que es bella, como él ha dicho, le sigue sirviendo de medio de expresión, y hoy, como a lo largo de 40 años, el trovador cuenta su tiempo, canta sus días. Un legado tal, con el perdón de Silvio, no puede, de ninguna manera, ser apelado en términos de “solo canciones”.
(Tomado de Diario del Festival)

Fito Páez: No todo está perdido!!!

Fito Páez
Fito Páez mantiene una larga relación de amor con La Habana. Una relación de idas y venidas y hasta cierto punto desgarradora, como toda relación digna de un artista con una ciudad que parece hecha o dibujada o simplemente manifiesta por el arte.
La Habana mantiene aún, a pesar de las furias, una sensualidad similar a la de Cecilia Roth, piernas y excesos como los de Fabiana Cantilo, y esa dura belleza cercana a la de Romana Ricci. Páez lo ha dicho de forma más sencilla, con una contención inderrotable, y uno no puede dejar de pensar que los mejores secretos personales se conocen gracias a los ojos de otros. “La Habana sigue siendo un lugar romántico y maravilloso”, apuntó, de ahí que el rockero argentino, no importa los tiempos que corran, se las arregle para regresar a Cuba bajo la sombra de cualquier pretexto.
Páez fue el primer cantante extranjero en abarrotar la Plaza de la Revolución, allá por el oscuro 1993. Páez ha venido de incógnito. Páez ha presentado siempre, en la extraña Habana de diciembre, sus no muy exitosas incursiones en el cine. El mediometraje La Balada de Donna Helena, la ópera prima Vidas privadas, o más recientemente, en 2009, su documental Las manos al piano.
El cine de Páez será siempre de segundo orden. Dalí creía que escribía bien, pero mitómano y narcisista como era se engañaba sin piedad. Passolini no fue más poeta que cineasta. Una manifestación niega la otra. Del renacimiento hacia acá, solo Bob Dylan sabe dominar más de un arte con el rigor necesario. Y Fito Páez ha compuesto piezas tan memorables que uno no le puede prestar a su cine más que la atención del curioso.
Aún así, por esas relaciones extrañas que los artistas mantienen con su violín de Ingres, no sabemos si es en el hecho de filmar donde el hombre sostiene el equilibrio oculto de sus notas musicales, de sus letras paradigmáticas, y de sus acordes más furiosos.
Este 5 de diciembre, en el Carlos Marx, Páez volverá a tocar para los cubanos. Ya es un cantante hecho, con el pelo más corto y las libras necesarias para desterrar hacia los predios de la nostalgia su lejana escualidez. Quizás la voz se le haya vuelto un tanto menos tierna. Es algo que habrá que comprobar.
Sabríamos perdonarle cualquier desvío si el grueso del concierto recayera en sus himnos legendarios. A medida que los cantautores se adentran en la adultez, uno solo quiere escuchar sus composiciones primeras. A medidas que los cantautores mejoran el porte, su poesía empieza a reciclarse. Es natural. Solo cuentan con una guitarra y un registro y esas cosas normalmente mueren antes que los propios hombres.
Silvio compuso lo que compuso cuando era un adolescente feo. Páez igual. Y Pablo lo mismo. Serrat no (siempre lució bien), pero la poesía de Serrat no exigía el aniquilamiento físico. Es una teoría fundamentada en la sospecha, pero en la sospecha se fraguan los principios que luego alguien demuestra, con el suficiente tesón.
Volvamos al mito: por las fechas en que Dylan compuso Like a Rolling Stone, posaba como un muchacho anoréxico, rebelde, sucio, con greñas horribles y largas ojeras. Solo hay que ver al Beethoven terminal. O a la Janis Joplin del LSD. En suma: si a Páez no le hubiese pasado todo lo que le ha pasado, no se habría despreocupado de su aspecto, y entonces La Habana no estuviera esperando con tanta fuerza esos temas insignes de hace veinte años.
Canciones y pactos de una belleza atroz.
(Tomado de OnCuba)

MINREX: Gobierno de EEUU miente sobre de Gross


Bandera cubana 

Conferencia de prensa de la Directora de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal Ferreiro. Centro de Prensa Internacional, La Habana, 5 de diciembre de 2012.

En los últimos días se han intensificado las declaraciones y los reportes falsos de funcionarios del Gobierno de EE.UU. sobre el caso del ciudadano estadounidense Alan Gross y, en particular, sobre el supuesto deterioro de su estado de salud.
El Gobierno de EE.UU. miente una vez más a la opinión pública, al afirmar que el Sr. Gross padece de cáncer y no recibe una atención médica adecuada.
Estas mentiras no han cesado, ni siquiera después de que se entregaron a su familia y a las autoridades de Estados Unidos los resultados de la biopsia practicada a la lesión que presenta en su espalda, los cuales no dejan dudas de que el Sr. Gross no tiene cáncer.
Un equipo integrado por médicos cubanos de primer nivel mundial ha brindado desde el primer día una atención sistemática al Sr. Gross. Este equipo dispone de una biopsia y otros exámenes que demuestran que el Sr. Gross no padece de cáncer ni de otra enfermedad que represente un peligro para su vida. EE.UU. no tiene evidencia alguna que demuestre lo contrario. De continuar estas tergiversaciones, nos veríamos obligados a divulgar nuevas pruebas.
El Gobierno de EE.UU. miente también sobre las condiciones carcelarias del Sr. Gross, su régimen de llamadas telefónicas y de visitas.
El Gobierno de EE.UU. continúa mintiendo sobre las causas que motivaron la detención del Sr. Gross, con el único propósito de evadir su responsabilidad directa por su situación y por la de su familia.
El Gobierno de EE.UU. nunca ha abordado con seriedad el caso de Alan Gross y acaba de reiterar la posición insostenible de que no tiene nada que negociar con Cuba para encontrar una solución. A su vez, insiste en exigirle a Cuba una decisión unilateral que no contemple nuestras preocupaciones humanitarias vinculadas al caso de los Cinco. Esto no es realista. Reitero hoy la disposición de Cuba a establecer de inmediato un diálogo sobre el tema de Gross.
A partir de todas estas fabricaciones y coincidiendo curiosamente con el aniversario de la detención de Alan Gross, el Gobierno de EE.UU. presionó al Grupo de Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos de NN.UU. para forzar una decisión que declare arbitraria la detención del Sr. Gross. Hoy denunciamos estas presiones, que condujeron a que se violentaran los procedimientos y los plazos habituales con que trabaja el Grupo.
Ayer, 4 de diciembre, el Gobierno de Cuba recibió la Opinión de este Grupo calificando de arbitraria la detención de Alan Gross.
Hoy estamos difundiendo a través de la página web del MINREX la respuesta enviada por Cuba a este Grupo de Naciones Unidas, que demuestra que la detención del Sr. Gross no califica, de ningún modo, como arbitraria.
Alan Gross fue detenido, procesado y sancionado con todas las garantías y derechos sobre el debido proceso judicial y cumpliendo los principios relativos a la independencia judicial. El Sr. Gross violó las leyes cubanas al cometer acciones que constituyen delitos graves severamente sancionados en la mayoría de los países, incluyendo EE.UU.
EE.UU. no permite que otro gobierno desconozca sus regulaciones y envíe clandestinamente a individuos a su territorio, con financiamiento gubernamental de este otro Estado, para que establezcan sistemas de comunicaciones ilegales y encubiertos, sin que medie ningún tipo de trámite o registro, mucho menos si ello tiene como objetivo realizar acciones de desestabilización contra el orden existente.
El Sr. Gross ha recibido un tratamiento decoroso y humano desde que fue arrestado.
Este Grupo de Naciones Unidas es el mismo que en mayo del 2005 declaró arbitraria la detención de los Cinco antiterroristas cubanos, por considerar que estos fueron mantenidos en confinamiento solitario durante 17 meses, sin debido acceso a los abogados y a las evidencias del caso, y porque existió un clima de predisposición y prejuicio que contribuyó a que los Cinco fueran presentados como culpables desde el principio, en ausencia de objetividad e imparcialidad.
El Gobierno de Cuba invita una vez más al Gobierno de EE.UU. a conversar seriamente sobre estos temas para lograr una solución humanitaria aceptable para ambas partes.