jueves, 2 de agosto de 2012

Cindy Sheehan envía mensaje a Obama para liberación de los Cinco


cindy-sheehan-cuba1
La pacifista estadounidense Cindy Sheehan envió un mensaje al presidente Barack Obama en el cual exige la total liberación de cinco cubanos antiterroristas condenados en Estados Unidos hace 11 años.
De esa manera la activista social norteamericana se unió a la campaña internacional en solidaridad con los conocidos como los Cinco Héroes, apresados en Florida en 1998 por monitorear e impedir acciones de grupos terroristas contra Cuba.
Sheehan es una pacifista de reconocido prestigio mundial cuyo hijo Casey Sheehan, soldado del Ejército de Estados Unidos, murió en el 2004 en la guerra del Pentágono contra Irak, recordó el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos.
Me dirijo a usted sobre el caso de los Cinco Cubanos. Los Cinco son antiterroristas de Cuba que vinieron a Estados Unidos para supervisar las actividades de los terroristas reales, explica Sheehan en su misiva para Obama.
Apelo a usted por la libertad de los Cinco basada en el hecho de que usted ha dicho y mostrado al mundo, que Estados Unidos puede actuar de forma preventiva para proteger nuestra seguridad, agrega el texto.
“Me gustaría creer que usted extendería al pueblo y al gobierno cubano el mismo derecho de proteger a sus ciudadanos contra los actos de terrorismo”, subraya.
Su régimen ha violado vigorosamente la soberanía de varios países en la búsqueda de supuestamente mantener a América segura. El Gobierno cubano y los Cinco héroes hicieron mucho menos, apunta la también escritora.
Sheehan recordó a Obama que Estados Unidos ha entrenado y albergado terroristas reales como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, mientras que el sistema de injusticia de este país ha condenado a los Cinco cubanos en una parodia de la justicia a condenas inhumanas, acentuó.
Organizaciones sociales de solidaridad con Cuba radicadas en Miami, Florida, calificaron como un rotundo éxito la II Conferencia de 2012 para exigir la libertad de los cinco antiterroristas cubanos condenados injustamente en Estados Unidos.
Más de 80 personas se reunieron a mediados de julio en el Hotel Embassy Suites, de Miami, para demostrar su compromiso con las nobles causas de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, grupo conocido internacionalmente como los Cinco Héroes.
Los oradores fueron Max Lesnik, director de Radio Miami y dirigente de la Alianza Martiana, y Andrés Gómez, coordinador de la Brigada Antonio Maceo y director de la revista Areitodigital, indicaron los grupos solidarios en un comunicado al que tuvo acceso Prensa Latina.
En un juicio amañado en la ciudad de Miami, los Cinco Héroes fueron sentenciados a largas condenas de cárcel, que incluyeron cadenas perpetuas y sentencias de 19 y 15 años.
Personalidades internacionales, asociaciones civiles y representantes gubernamentales los han defendido y recuerdan que solo controlaban la actividad de grupos extremistas tratando de anticiparse a sus acciones y reuniendo pruebas sobre posibles ataques contra Cuba.
(Tomado de Prensa Latina)

Indentifican restos de diplomático cubano asesinado en Buenos Aires en 1976




Crescencio Nicomedes Galañena Hernández fue una de las víctimas del terrorismo de Estado. Se comprobó que estuvo secuestrado en Orletti junto a otro funcionario de la embajada. Sus restos fueron hallados por un grupo de niños 36 años después. Foto: Página 12
Crescencio Nicomedes Galañena Hernández fue una de las víctimas del terrorismo de Estado. Se comprobó que estuvo secuestrado en Orletti junto a otro funcionario de la embajada. Sus restos fueron hallados por un grupo de niños 36 años después. Foto: Página 12
Por Victoria Ginzberg
El 11 de junio pasado, un grupo de niños que cazaba cuises y ratones en un predio ubicado frente al aeródromo de San Fernando reparó en un barril de metal oxidado con capacidad para 200 litros. Estaba roto. Los chicos vieron huesos y llamaron al 911. La policía descubrió luego otros dos toneles similares que también tenían restos óseos. Después de analizarlos, se estableció que uno de los cuerpos pertenece a Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, un diplomático cubano desaparecido el 9 de agosto de 1976.
El caso lo condujo el fiscal de San Isidro Luis Angelini, a cargo del área ejecutiva de investigaciones criminales de San Fernando. El funcionario judicial dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Según confirmaron a Página/12 fuentes judiciales, la pericia realizada por ese organismo -cuyos integrantes no quisieron ayer hacer declaraciones- indicó que el cuerpo era con el 99,99 por ciento de probabilidades del diplomático cubano.
El expediente pasará ahora al juzgado de Daniel Rafecas, quien tiene a su cargo la causa por los delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino Automotores Orletti, donde fue visto por última vez Galañena Hernández. Será la Justicia Federal la encargada de certificar la identificación.Galañena Hernández fue secuestrado junto a Jesús Cejas Arias el 9 de agosto de 1976, en el barrio de Belgrano.
Acababan de salir de la embajada cubana, donde trabajaban. Cuatro días después, el 13 de agosto, La Opinión publicó que “la embajada cubana en Buenos Aires está trabajando en estrecho contacto con el gobierno argentino en la búsqueda de dos miembros de la representación, acerca de quienes se presume que habrían sido secuestrados. Los dos hombres, Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández, integrantes ambos del personal administrativo de la embajada cubana, no han sido vistos desde que salieron de la embajada el lunes”.
El 17 de agosto, en el mismo diario, se informó que “La agencia de noticias Associated Press recibió ayer un sobre, por correo simple y con estampilla argentina, conteniendo las credenciales de los empleados administrativos de la embajada de Cuba, cuyo texto en letra manuscrita y despareja dice: ‘Nosotros (Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena) ambos cubanos nos dirigimos a usted para que por este medio comunicar que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo occidental’, la nota no lleva firma al pie ni ninguna otra aclaración. La Cancillería argentina certificó la autenticidad de la credenciales”.
De esta forma la dictadura argentina montó un operativo para hacer creer que los dos hombres habían abandonado el régimen cubano y no tener que dar explicaciones por la desaparición de dos diplomáticos.
Pero Cejas Arias y Galañena Hernández estaban cautivos en Automotores Orletti, el centro clandestino que fue en Buenos Aires sede del Plan Cóndor, es decir, de la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur. Según una investigación del periodista norteamericano John Dinges, el agente de la CIA Michael Townley y el cubano-estadounidense Guillermo Novo Sampoll -socio de fechorías de Luis Posada Carriles- habrían viajado a la Argentina para interrogar a Cejas Arias y Galañena Hernández.
“Ellos (Townley y Novo Sampoll) cooperaron en la tortura y el asesinato de los dos diplomáticos cubanos”, habría declarado ante la jueza María Servini de Cubría el represor Manuel Contreras Sepúlveda, ex jefe de la DINA, la policía secreta pinochetista. Townley fue el autor del asesinato en 1976 en Washington de Orlado Letelier, canciller de Salvador Allende.
“El inmueble donde funcionó Automotores Orletti -describió el juez Rafecas cuando procesó a los represores que actuaron en ese centro clandestino- era uno más de una larga hilera de casas bajas, en una típica calle, de un típico barrio de la zona oeste capitalina, como era el de Flores (…) Orletti muestra a las claras que el terrorismo de Estado en la Argentina de 1976 pudo moverse con naturalidad también en espacios de normalidad -y no de excepción- que no debió enfatizar el secreto sino que actuó a la vista de quien quiera ver y escuchar; que se adaptó para funcionar en un espacio donde antes había un hogar y un taller, y que a su término, aquel hogar y aquel taller regresaron, se acondicionaron y hasta aprovecharon las mejoras efectuadas por los ocupantes anteriores.
“Los sobrevivientes relataron que las víctimas generalmente estaban en la planta inferior o garaje, donde los mantenían tabicados y atados. Allí se escuchaban gritos de la planta superior, donde funcionaba el cuarto de tortura. Uno de los métodos crueles utilizados por los represores del centro regenteado por la SIDE consistía en que los secuestrados eran esposados y colgados de un gancho hasta que los pies quedaban a unos 20 o 30 centímetros del piso y en ese estado se les aplicaba electricidad en el cuerpo.”
Por el secuestro y la desaparición de Galañena Hernández y Cejas Arias ya fueron condenados en Argentina el general retirado Rodolfo Cabanillas, quien se desempeñó como jefe de la División de la SIDE “Operaciones Tácticas 18″ (que correspondía a Orletti) y los represores Raúl Guglielminetti, Eduardo Alfredo Ruffo y Honorio Carlos Martínez Ruiz.
No es la primera vez que se encuentran víctimas que pasaron por Orletti, en barriles. En 1976 fueron hallados siete recipientes de este mismo tipo en el canal de San Fernando que contenían cadáveres y cemento. Los cuerpos fueron enterrados como NN en el cementerio de San Fernando y pudieron ser identificados tiempo después.
En 1989 se supo que uno de ellos era Marcelo Gelman, hijo del poeta Juan Gelman.Los tres tambores encontrados en junio, hace menos de dos meses, también se hallaron en un predio de San Fernando, en donde se estaban realizando trabajos de movimiento de tierra para, aparentemente, construir viviendas y donde antes había una tosquera. Estaban numerados y rellenos de concreto. Allí se mantuvieron los restos de Galañena Hernández hasta que el grupo de niños que cazaba vio los huesos.
El fiscal Luis Angelini ordenó que la Superintendencia de la Policía Científica realice una búsqueda intensiva para determinar si hay más barriles en el predio y también que se analicen los encontrados con el fin de determinar si estuvieron en ese sitio durante 36 años o fueron recientemente depositados allí.
Rafecas había señalado en su resolución, al hacer alusión a los barriles hallados en 1976:
“El proceso de la deshumanización, que comenzaba con la captura y continuaba en el campo de detención y tortura, tuvo en estos casos un final que difícilmente pueda ser superado desde la perspectiva de la eliminación de todo vestigio de condición humana para con los cautivos: hay que caer en la cuenta de que personas con las que compartimos una misma cultura, una misma civilización, ejecutaron de un disparo en la cabeza a hombres y mujeres que estaban a su merced; luego se procuraron tambores, arena y cemento; luego, no sin esfuerzo, y seguramente de propia mano, colocaron los cadáveres en los tambores, los rellenaron, los sellaron, llevaron con sus brazos la carga de restos humanos hasta los camiones y finalmente arrojaron los tambores al río”.
(Tomado de Página 12, Argentina)