La fama ganada por los habanos cubanos está muy bien asegurada. El proceso de tratamiento cultural del producto, que comienza en el campo, se ve coronado en la industria, donde la provincia con las nueve fábricas pertenecientes a la Empresa de Tabaco Torcido La Habana, del Grupo Empresarial Tabacuba, desempeña un rol fundamental.
La fábrica de tabacos UEB Capitán San Luís, de Quivicán, procesa en la actualidad 22 surtidos, especialmente la línea Fonseca. Sus paredes tienen el aroma del tabaco prendido en su interior desde hace muchos años.
Hoy produce unos 130 000 tabacos al mes. Resulta la de mayor eficiencia entre las fábricas de la Empresa y le ahorra al país alrededor de 40 litros de diesel y más de 100 Kw de electricidad diariamente. El 73 por ciento de sus trabajadores están vinculados directamente a la producción. Cumple su plan de utilidades al 106 por ciento.
AMAR EL TRABAJO
"Vistas así fríamente son solo cifras, pero ello se traduce en la disposición de la gente y en el empeño que se toman para que el tabaco que hacemos aquí salga con la calidad establecida, para que nuestro tabaco en el mundo entero mantenga el sello que por años lo ha hecho el más famoso", nos dijo Francisco Collazo Piedra, el director.
"El proceso sigue siendo manual aunque contemos en la actualidad con equipos como el de medir la humedad, la máquina de tiro (los trabajadores le han puesto el nombre de la máquina que fuma, su función es la de detectar cualquier problema en el tabaco) y los deshumificadores (equipos que acortan el tiempo de secado de la materia prima).
"Nada sustituye el trabajo del Operario de Torcido, la calidad la aseguramos a través de las diferentes clases de hoja y de la materia prima que recibimos. Además contamos con especialistas de calidad y con trabajadores de experiencia, entre ellos, los jubilados que todavía nos dan una mano cada vez que hace falta.
"Manualmente se ponen también las identificaciones de cada caja. Esa es una labor de mucho cuidado y paciencia. La primera cara de nuestro producto y por ahí comienza una buena venta.
"En su trabajo cada cual ahorra lo que más puede, nunca en detrimento de la calidad del tabaco, que es una importante fuente de ingresos para el país. El plan de producción mercantil está por encima del 98.7 por ciento y estamos seguros de cumplir el del año con suficiente tiempo. Es el sentir de los trabajadores."
Hoy el salario de un operario medio está en 582 pesos, más la estimulación en divisa, si cumple con los requisitos que se exigen para ello. La correlación entre el salario y la productividad es favorable. La presencia femenina como torcedora va dejando atrás la tradición de que este tipo de oficio era solo de hombres y el nivel de escolaridad del colectivo está ya en doce grado.
UN NUEVO PRESENTE
"Este oficio dejó de ser exclusivo para hombres. El tabaco hecho por una mujer nada le tiene que envidiar al confeccionado por un hombre. Incluso, ellas son más del detalle, al parecer el tabaco lo agradece más, cada vez es menos el que es rechazado por no tener la calidad establecida.
"Aquí tenemos obreros de Bejucal, San Antonio de las Vegas, San Felipe, de comunidades cercanas y de aquí. Nadie falta injustificadamente, no existe delito y todos comparten el trabajo y los asuntos personales como familia.
"Verdad que hay menos jóvenes pero ese es un problema de todo el país pues la población está envejeciendo muy rápidamente. Aquí quien se esfuerza y cumple con su trabajo gana según lo que es capaz de aportar. La tradición no sólo tiene que ver con el tabaco sino con la vergüenza del hombre o mujer que lo produce y de ello nos sentimos orgullosos."
Con la misma pasión que producen los tabacos para la exportación, en la UEB Capitán San Luis también se fabrican los del consumo nacional. En este rubro están a más del 135 por ciento del cumplimiento del plan de entrega.
"Para ello, nos dijo finalmente Francisco, trabajamos con igual ahínco y dedicación. Téngalo por seguro."