La ciudad de Nueva York vivirá hoy un nuevo aniversario de los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, que en esta ocasión
estarán marcados por la espinosa cuestión de la asistencia sanitaria a
los trabajadores que realizaron la limpieza y desescombro de las Torres
Gemelas.
El Gobierno Federal de EE.UU. tiene previsto anunciar que extenderá
esa cobertura a las personas que padecen hasta cincuenta distintos tipos
de cáncer, con lo que la lista de enfermedades relacionadas con el 11S
cuyos pacientes reciben ayuda oficial tendrá un gran impulso.
La
decisión del doctor John Howard, director del Instituto Nacional para
la Seguridad y la Salud en el Trabajo, supone un viejo reconocimiento
para muchos enfermos -miembros de servicios de emergencia, trabajadores
de la construcción y habitantes de la zona más próxima- convencidos de
que contrajeron cáncer respirando polvo impregnado de toxinas tras el
derrumbamiento de las torres.
“Añadir estos tipos de cáncer respaldará algo que ya sabemos que es
cierto: que nuestros héroes están enfermos, y algunos mueren de cáncer
contraído al respirar las toxinas de la Zona Cero”, dijo la senadora
federal por el estado de Nueva York Kirsten Gillibrand.
El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, consideró por su parte
que la decisión “asegurará que quienes enfermaron debido a los atroces
atentados del 11S reciben el cuidado médico que necesitan y merecen”,
según dijo en un comunicado.
Sin embargo, añadir más enfermos (muchos de ellos graves) a la lista
de beneficiarios de la llamada “Ley Zadroga” para compensar a quienes
sufren problemas de salud relacionadas con las partículas respiradas
tras la caída de las Torres Gemelas reducirá con toda probabilidad las
compensaciones, ya que habrá más personas para beneficiarse de una
cantidad ya fijada (4.300 millones de dólares).
(Tomado de Correo)
martes, 11 de septiembre de 2012
Homenaje popular en Chile a Allende a 39 años del golpe de Estado
Las actividades de recordación incluyen actos ante el monumento al presidente Allende, ubicado frente al Palacio de la Moneda, que el 11 de septiembre de 1973 fuera atacado por efectivos del Ejército y bombardeado por la Fuerza Aérea para echar abajo al gobierno de la Unidad Popular.
Además, la Universidad de Santiago convocó a la comunidad universitaria a conmemorar los hechos, en recordación de los 62 muertos de esa casa de estudios durante los sucesos, entre ellos el cantautor Victor Jara.
La principal conmemoración se realizó el domingo último, en una marcha en la que participaron miles de personas, y que concluyó frente al Cementerio General, en las inmediaciones del memorial de los detenidos desaparecidos y los ejecutados políticos.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera dijo que no estaban contempladas actividades oficiales de recordación.
De acuerdo con el segundo informe de la Comisión Valech, entregado en agosto de 2011 al presidente Piñera, las víctimas de la dictadura de Pinochet suman más de 40 mil, de ellas más de tres mil muertos.
En la mañana del 11 de septiembre de 1973 los acontecimientos se sucedieron de manera relámpago. Una vez que Allende recibió el primer parte sobre la sublevación de los uniformados, se dirigió a La Moneda, cuando aún el palacio era custodiado por la policía de Carabineros.
Tras conocerse el primer comunicado de la Junta Militar, esa fuerza comenzó a retirarse, hasta dejar desprotegida La Moneda, solo defendida por el Presidente, su guardia personal, miembros de su gobierno y otro personal de la casa ejecutiva.
El mandatario llegó alrededor de las 7.30 hora local al palacio, y unos 45 minutos más tarde comenzó la agresión armada por tierra.
Cerca del mediodía, Allende pronunció a través de Radio Magallanes su último mensaje al país, en el cual expresaba la decisión de combatir hasta el final en defensa de la constitucionalidad.
Poco después, aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea de Chile comenzaron a lanzar cohetes contra la mansión presidencial, cuyos defensores, en combate desigual, no pudieron resistir la embestida de las fuerzas armadas, al mando del general Pinochet.
Allende fue encontrado muerto en el interior de la Moneda, junto a su fusil, un regalo del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
“El golpe contra el Gobierno Popular presidido por Salvador Allende sólo fue posible por la intervención de una potencia extranjera: los Estados Unidos”, escribió poco antes de morir la emblemática dirigente comunista chilena Gladys Marín.
Según trascendió años después de la asonada golpista, cuando el asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Richard Nixon, Henry Kissinger, conoció en 1970 la victoria de Allende, expresó: “No veo por qué tenemos necesidad de estar parados y ver un país ir al comunismo por la irresponsabilidad de su propio pueblo”.
(Tomado de Prensa Latina)
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