La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se quejó porque su par estadounidense, Barack Obama, declaró la guerra contra Libia durante su visita a Brasilia, el sábado pasado. El ex presidente Luiz Lula da Silva (2003-2010) se quejó del trato dado por la seguridad de la Casa Blanca a ministros brasileños (Fuente: agencia ANSA).
Quejas y más quejas han ido saliendo a flote casi una semana después de la visita del presidente Obama a Brasil, y todavía se sigue haciendo allí una suerte de recuento de los daños, puesto que sin siquiera ofrecer nada concreto a su paso, ni formular un mensaje mínimamente constructivo para rectificar en algo la criticada política de Estados Unidos hacia América Latina, atrás dejó adicionales motivos de malestar.
Cualquier estadista anfitrión con dignidad tiene que sentirse insultado de que desde su territorio se ordene una guerra intervencionista e imperial, tal como hizo Obama contra Libia, guarecido en una tienda de confidencialidad electrónica que llevó consigo, para evitar que se filtrara lo que era un secreto a voces. Por otro lado, varios ministros brasileros calificaron de “muy agresiva” la forma en que fueron tratados por las fuerzas de seguridad del mandatario, que se comportaron con prepotencia extraterritorial, y los sometieron a molestos controles, en la capital de su propio soberano país. Como se puede apreciar nada nuevo ni distinto, aunque fuera un gesto de respeto, llevó el visitante al país suramericano que albergará las Olimpíadas de 2016. Eso sí, dejó sus huellas.
(Cuabadebate)
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