lunes, 23 de mayo de 2011

Palabras para Omara y el Trovador en Santa María de la Amistad

Omara Portuondo en Santa María del Rosario

Omara Portuondo en Santa María del Rosario

El título de esta crónica rápida adelanta en su síntesis los nombres y los sentimientos que poblaron, para nuestra alegría, el más reciente concierto de Silvio en su gira por los barrios habaneros. La comunidad de Santa María del Rosario fue el espacio a donde llegó la canción mientras finalizaba la tarde de un viernes cálido en más de un sentido.

En el centro de esa tarde estuvo, como dijo Silvio, “una voz que es prácticamente Cuba”: “la maestrísima” Omara Portuondo y su carisma tierno y comunicador, poniendo a bailar, a vivir a los vecinos del barrio que se reunieron frente a un escenario improvisado para compartir canciones que han sido parte de sus vidas diversas. Así son de maravillosas la gente y la cultura que la expresa y complementa.

Para iniciar la tarde había llegado desde Quisqueya, en un viaje relámpago, el trovador José Antonio Rodríguez y con él comenzó esta jornada de la belleza, el talento y la amistad. En ella se produciría un hecho cultural relevante, inolvidable: Omara y Silvio interpretarían juntos, por primera vez, “La era está pariendo un corazón”, aquella canción que estremeció a tantos y a tantas a partir de finales de la década del 60. Hablando sobre aquellos años Silvio nos había contado a Wichy Nogueras y a mí cuando preparábamos el libro Que levante la mano la guitarra: “Por esa época sucedieron cosas que resultaron las puntas de los hilos que la vida luego tejería con lógica y otras veces con aparente capricho: Omara Portuondo me presentó a Pablo, conocí a Noel, me hermané aún más con Vicente, toqué junto a Sonorama 6…” Y de esa misma época es una imagen que para mí ha resultado imborrable: Omara cantando “La era…”, en un Noticiero ICAIC hecho por Santiago Álvarez, arqueando su cuerpo en el momento más alto de su voz (la misma que maravillosamente conserva hoy) para que Santiago introdujera, en esa pausa imperceptible, dramática, una imagen impactante de la guerra de Vietnam.

Como el montaje (cinematográfico) del párrafo anterior quiere ser esta crónica rápida sobre lo ocurrido en Santa María de la Amistad el pasado viernes 20 de mayo (!) cuando la canción y la belleza volvieron a tomar por asalto un pedazo de La Habana profunda y sus habitantes festejaron, desde la emoción y la alegría, aquella fiesta íntima y de todos.

Silvio:

Este uno de los conciertos en los barrios que hemos estado haciendo desde hace algunos meses. Un grupo de artistas nos hemos puesto de acuerdo para hacerlos. Hoy tenemos unas cuantas sorpresas aquí, cosas bien lindas. Por ejemplo, no hace mucho yo estuve en la República Dominicana haciendo un concierto en un estadio grande que se llama Quisqueya y fue maravilloso. Fue con un amigo que se llama José Antonio Rodríguez, que es un gran trovador, un excelente compositor de canciones, que las canta también con muy buen gusto, y yo creo que como yo fui allá a su país para cantar para su pueblo, él quiso venir y hacer lo mismo y cantar para el pueblo mío. Así que aquí los dejamos con mi querido amigo José Antonio Rodríguez.

Víctor:

Queridas amigas, queridos amigos:

Nos alegra mucho compartir nuevamente, en la gira de Silvio por los barrios -hermosa, profunda y popular- esta invitación que él hace para que un escritor u otro artista haga este saludo inicial y haga entrega de una donación de libros y discos de diversas instituciones cubanas. Hoy se han traído aquí con Silvio a esta comunidad libros y discos de las Ediciones Ojalá, el sello editorial de los Estudios Ojalá; del Instituto del Libro del Ministerio de Cultura; de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de un pequeño centro, en cuyo nombre también los saludo a ustedes, que se llama Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.

Nos han informado que en esta ocasión estos libros -que siempre van a bibliotecas o centros similares de cada comunidad- estarán en un lugar hermoso y privilegiado que es el tatami del profesor Veitía. Allí estarán esos volúmenes, de diversas temáticas, puestos a la disposición de la comunidad por la donación de esas instituciones y por la gestión cultural sostenida, hermosa, popular que Silvio viene haciendo con el equipo de trabajo de Ojalá en todos estos barrios y que llega hasta aquí ahora con el concierto número trece y que continuará a lo largo de este año en otros barrios de La Habana y se extenderá también a otras provincias del país.

Con la presencia de José Antonio Rodríguez aquí se demuestra, se subraya otra característica de estos encuentros que están concebidos sin convocatoria general sino con una invitación directa a la comunidad para que, como nos decía un amigo la semana pasada, los vecinos vengan a este concierto como van al mercado, como va a la bodega. Se trata de propiciar que lleguen aquí estas manifestaciones hermosas y poderosas de la canción y de la cultura precisamente al lugar donde la gente vive, al hábitat natural de la gente, o como se le quiera llamar. Por eso es tan hermoso este proyecto y por eso está animado también, como decía, por un sentimiento común, querible e importante como es la amistad. La presencia de José Antonio Rodríguez, como decía, lo demuestra: un amigo, un hermano, trovador de Quisqueya, amigo de Silvio, de Cuba y de su cultura.

Lo demuestra también la presencia en este concierto, como en otros anteriores, de queridos amigos que se acercan a ellos aunque no vivan en la comunidad. Han estado amigos latinoamericanos: de Argentina, de Chile, de El Salvador, de otros países y en este día de hoy tenemos -junto a grandes artistas como el joven maestro Carlos Acosta- a un grupo de amigos y gente querida de Ecuador: está el embajador de ese país hermano, están los hermanos de la Fundación Guayasamín… (Gritan desde el público: Y de Costa Rica). Bueno, así nos van diciendo todos y hacemos la nómina completa. (Gritan otros nombres.) Y de España, y de Italia, de Dominicana, toma dos: Dominicana. La nómina es por suerte interminable en este, en los que pasaron y en los conciertos que vendrán seguramente. Aplausos entonces para toda la comunidad, ya no latinoamericana, internacional, que se reúne aquí para escuchar a Silvio y a sus invitados.

Algunos de estos visitantes de hoy han venido con un amigo querido, que es un reincidente porque ha estado en varios de estos conciertos de Silvio por los barrios. Por eso queremos saludarlo especialmente, por amigo, por escritor, por gente querida: es Abel Prieto, nuestro ministro de cultura.

Como comentaba en el concierto anterior, y lo resumo ahora rápidamente: estos son conciertos así, sin salones VIP ni de protocolo, sin presidencias, sin palcos especiales, y nos alegra mucho que vengan a compartir la hermosa propuesta de Silvio y sus invitados de esta manera: delante de este escenario, entre todas y entre todos, como debe ser. Silvio trae sorpresas hermosísimas que él mismo va a anunciar. Por eso, ya está aquí con ustedes.

Silvio:

Les decía que había algunas sorpresas interesantes aquí hoy. Vamos a tener el privilegio de tener con nosotros a una voz que es prácticamente Cuba. Personalmente está muy ligada, no solo a mis canciones, sino a las canciones de muchos compositores. Le ha dado vida al quehacer de muchos compositores durante muchos años, por eso los autores vivimos agradecidos de que la naturaleza nos haya dotado con una personalidad como ella. Aquí tienen a Omara Portuondo.

Silvio (en su blog Segunda Cita):

Después subió a la escena la maestrísima Omara Portuondo, cuya musicalidad y trayectoria merecen un profundo estudio que algún día se hará. Esta vez la acompañaba el talentoso Rolando Luna. Como ella acostumbra, llevó al público a donde se le ocurrió conducirlo. Ayer hizo un breve pero sustancial recorrido por canciones fundamentales como “20 años”, de María Teresa Vera, “Dos gardenias”, de Isolina Carrillo, “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros y “Drume negrita”, de Eliseo Grenet.

Omara siempre ha sido la gran intérprete de “La era está pariendo un corazón”. Me la escuchó cantar al día siguiente que la escribí y, cuando la terminé, prácticamente se la sabía. Ayer, increíblemente, la hicimos juntos por primera vez en nuestras vidas. Mañana volveremos a compartirla en El Fanguito (municipio Playa).

El pueblo de Santa María del Rosario (municipio El Cotorro) estuvo espléndido, podría decirse que encendido. Entre la gente disfrutaba Carlos Acosta, nuestro primer bailarín del Royal Theatre de Londres.

Y Omara canta, dice arqueando su cuerpo en Santa María de la Amistad:

Le he preguntado a mi sombra

a ver cómo ando para reírme,

mientras el llanto, con voz de templo,

rompe en la sala

regando el tiempo.

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro
Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

Silvio Rodríguez en Cotorro

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