Las noticias crecientes, persistentes, entusiasmadoras de las manifestaciones espontáneas surgidas en España para protestar contra el orden económico establecido, la discriminación social, la situación de la juventud, la pobreza y otros males concurrentes me hizo recordar los estremecimientos que sufrió París cuando los estudiantes y los jóvenes sobre todo hicieron aquel intento de asaltar -por un día, por unas semanas- el cielo de los sueños y de la utopía.
Estas manifestaciones españolas de hoy no serán revoluciones en marcha, pero son síntomas evidentes (y emocionantes) de las tragedias individuales y colectivas que (re)produce el injusto orden actual. Y debiera ser una enseñanza para muchos.
Todo ello me recordó este poema que escribí entonces, a propósito de aquel mayo alumbrador, celebrando desde la distancia -y desde el fuego- aquellos chispazos que hoy parecen encenderse, por momentos, algunas plazas de España.
CIUDAD LUZ
Entre la luz y la neblina de la luz
se paralizan los trenes las fábricas de autos
las empresas comerciales los salones y las plazas asaltadas
y atestadas
y por los Campos Elíseos
ya están bajando estos comuneros
vestidos con blue jeans
sofocados gritando se oye un fondo
de himno colérico y extraño
que no recuerda los himnos conocidos
y otras voces piden silencio caballeros
mientras los estudiantes
asaltan las aulas y la Bolsa (”¡quemadlo!
¡es el templo del capitalismo!”)
y se estremecen las estatuas de los parques
y los partidos políticos
y la violencia amaga con su antiguo nuevo rostro
Nosotros
–desde el fuego–
observamos las maravillas
de semejantes
chispazos
Víctor Casaus
(Tomado de Cubadebate)
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