martes, 8 de marzo de 2011

Diario de El Paso: El amigo de Fabio

El Paso, TX.- Aunque el gobierno de los Estados Unidos solamente lo acusa de mentiroso, la evidencia echa por tierra una de las mentiras de Luis Posada Carriles relacionada con el asesinato de Fabio Di Celmo, un italiano de 32 años, hijo de Giustino y de Ora. La fiscalía ha demostrado en El Paso que Di Celmo murió a causa de una explosión, en el lobby del Hotel Copacabana, que le cortó la yugular.

TESTIGO DE GÉNOVA

Hoy testificó Enrique Gollo, quien estaba junto a Fabio el 4 de septiembre de 1997 y lo vio morir. Gollo es italiano, nacido en Génova —igual que Fabio. Vino a explicarle al jurado qué ocurrió ese día.

Es un hombre elegante de 45 años. Tiene una barba recortada y viste un traje sastre con una camisa azul —de cuello italiano abierto. “Vivo en Italia”, le dijo al jurado con la ayuda de un intérprete. “Vine a testificar en El Paso voluntariamente”.

Gollo le explicó a los integrantes del jurado que conoció a Fabio en el barrio Pegli de la ciudad de Génova en el noroeste de Italia. “Tenía 17 años cuando nos conocimos”, dijo Gollo. “Fabio era mi amigo”, añadió.

MALOS AUGURIOS

Gollo había decidido ir a Cuba a mitad de agosto de 1997 de “Luna de Miel” con su esposa, Franchesca Argeri. No hace mucho el padre de Fabio Di Celmo, Giustino, me contó en La Habana que su hijo le había regalado el viaje a La Habana a sus amigos Enrico y Franchesca, y que la muchacha había tenido el presentimiento de que algo malo iba a pasar. “Ella sentía malos augurios desde que se bajó del avión en Cuba”, me contó Giustino, “y se lo dijo a Fabio varias veces”.

El fiscal Timothy J. Reardon III le mostró a Enrique dos fotografías y le pidió que las identificara:

Fotos mostradas por el fiscal Reardon.

Fotos mostradas por el fiscal Reardon.

El testigo inmediatamente lo hizo: “Es Fabio Di Celmo”. El fiscal Reardon le pidió que hiciera un recorrido de lo recuerda del 4 de septiembre de 1997. El Señor Gollo narró: “Mi ex esposa y yo salimos del hotel a eso de las 9 ó las 10 de la mañana para ir de compras. Teníamos pasaje para la tarde de ese día con destino a Italia. Conversé antes con Fabio y nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en el lobby del Hotel Copacabana para despedirnos. Nosotros entramos al lobby al mediodía. Fabio ya estaba ahí”.

LO VIO MORIR

Reardon interrumpió la narración e interpuso una abrupta pregunta: “¿Ocurrió una explosión?” El Señor Gollo explicó que 15 minutos después de haberse encontrado con Fabio en el lobby del hotel, sintió “una fortísima explosión que dejó muchísimo humo” alrededor del lobby. “Mis oídos estaban silbando del ruido tan alto y mi ex esposa comenzó a gritar y a llorar”, le contó Gollo al jurado. “Instintivamente la abracé para estar seguro de que ella se encontraba bien”.

“¿Vio usted a Fabio?”, le preguntó el fiscal. “Sí”, respondió Gollo. “Vi a Fabio tambaleándose. Tenía una herida muy visible en el cuello y la sangre brotaba rápidamente”. Los integrantes del jurado escuchaban al testigo atentamente. Algunos con la boca abierta. Ninguno tomaba notas. Las palabras de Gollo los mantenía paralizados.

El fiscal le mostró al testigo una foto del lobby del Copacabana y Gollo señaló dónde había estado Fabio, Franchesca y él. También identificó el charco de sangre, que de todas formas se veía claramente en la fotografía.

“Lo vi caer, cubierto en sangre y cerró sus ojos”, dijo. “A su lado, había un gran lago de sangre”. El señor Gollo contó que “dos hombres llevaron a Fabio a una clínica inmediatamente”. Sin embargo, “cuando llegué a la clínica el médico me vino a ver y me dijo que Fabio había muerto camino al hospital”.

GIUSTINO SIENTE LA PRESENCIA DE FABIO EN CUBA

Fabio nació en la ribera de las flores, cerca de Génova, en la costa azul de Italia. Yace cerca de ahí, en la pequeña aldea de Arenzano, pero su alma vive en Cuba. Su padre, Giustino, me dijo en La Habana: “He decidido vivir en Cuba, porque siento que Fabio está aquí. Lo siento a mi lado”.

CUALQUIERA MENOS POSADA, ALEGA LA DEFENSA

El abogado de Posada Carriles —Felipe Millán— se levantó y se acercó al podio para interrogar al amigo de Fabio. Sus preguntas iban dirigidas a demostrar que Fabio Di Celmo murió, debido a la falta de asistencia médica inmediata en La Habana.

“¿Recuerda usted si alguien le brindó asistencia médica en el hotel?”, preguntó Millán. “Sí, una persona en el hotel”, respondió el Señor Gollo. “Usted declaró que alguien trasladó a Fabio al hospital en un carro privado. ¿No había ambulancia?”, indagó el abogado defensor.

“No hubo tiempo para esperar una ambulancia”, contestó el testigo italiano. “Fabio hubiera muerto esperándola. Así y todo murió en ruta a la clínica”.

La estrategia legal del equipo defensor parece querer echarle la culpa de la muerte de Di Celmo a cualquiera, menos a Posada Carriles. No importa que no exista evidencia alguna que sostenga tales acusaciones.

Durante los últimos dos meses, he escuchado a los abogados defensores acusar al gobierno cubano, al estadounidense, al hospital, a un futuro testigo, al hospital, a los médicos, a cualquiera, menos a su cliente, de haber matado a Fabio Di Celmo.

Lo cierto es que el único que ha alardeado de ser el autor intelectual de la cadena de bombas en La Habana en 1997 es Luis Posada Carriles. Hoy llegó a la corte vestido como un pirulí, con un traje verde claro, camisa aguamarina y corbata rosa. El aspecto grotesco no hace menos dramática la realidad. Un año después del asesinato de Fabio Di Celmo, este mismo señor le confesó al New York Times ser el responsable de los atentados terroristas. Sobre la muerte de Fabio Di Celmo dijo simplemente que el italiano estaba “en el lugar equivocado en el momento equivocado”. Añadió: “Yo duermo como un bebé”.

LA SEGUNDA BATALLA DEL PASAPORTE GUATEMALTECO

Hoy también declaró en El Paso el Director de la Oficina de Inmigración de Guatemala, Enrique Degenhart Asturias. “El Presidente de la República me nombró para el puesto hace 18 meses”, declaró Degenhart, un hombre alto, bien parecido, de cara rojiza y ovalada. No tiene pinta de guatemalteco. Su rostro delata antepasados alemanes.

Enrique

Enrique Degenhart.

El fiscal Jerome Teresinski se encargó de hacerle el interrogatorio, cuyo propósito fue establecer que el pasaporte guatemalteco que porta la foto de Posada Carriles, pero lleva el nombre de Manuel Enrique Castillo López, es auténtico.

Recordemos que el mes pasado, la Jueza Kathleen Cardone se negó a aceptar la evidencia del pasaporte guatemalteco, porque “este carece del sello de autenticación del gobierno guatemalteco”.

Los cargos números 10 y 11 de la acusación contra Posada Carriles tienen que ver con las falsas declaraciones que hizo al negar haber utilizado el pasaporte guatemalteco con el nombre de Manuel Enrique Castillo López. Presentar como evidencia el pasaporte original es clave para poder probar los cargos.

Teresinski no dilató el asunto. Enseñó el pasaporte a Degenhart y le pidió que lo identificara. “Este es un pasaporte legal guatemalteco”, declaró el testigo.

El Pasaporte utilizado por Posada Carriles.

El Pasaporte utilizado por Posada Carriles.

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