miércoles, 3 de noviembre de 2010

Campaña de Alfabetización: Le decimos, lee

El municipio habanero de Melena del Sur ocupa un lugar histórico en la batalla por la educación en el país. El 5 de noviembre de 1961 se declaró "Territorio Libre de Analfabetismo", siendo el primero en América Latina en erradicar este flagelo.

No es desacertado recordar, cómo era el proceso educativo en la Isla antes del triunfo revolucionario de 1959. El acceso al estudio era muy Campaña de alfabetizaciónlimitado y el régimen de turno imponía la desagregación social y racial, lacerando todas las estructuras de la sociedad en el llamado "período republicano".

En particular predominaba la falta de voluntad política del Estado para hacer frente al analfabetismo. De 800 mil niños en edad escolar en el país, alrededor del 50 por ciento no iba a centro escolar alguno, no existían las cantidades de aulas ni maestros necesarios para instruir a toda la población que lo requería. Miles de infantes desde edades tempranas comenzaban a trabajar para ayudar a sus familias, sin obtener un nivel mínimo de enseñanza. Llegar al sexto grado era una proeza a la que no todos podían aspirar.

La campaña por la alfabetización se extendió con la Revolución Cubana a todo el territorio nacional. Aprender a leer y escribir fue la prioridad de la nueva sociedad, que se erigió con el fin de lograr más equidad y justicia.

El máximo líder Fidel Castro dijo: "No le decimos al pueblo cree, le decimos lee". El combate contra la ignorancia ocupó una de los principales objetivos del naciente proceso y los melenenses respondieron a esta tarea con el corazón y la decisión inquebrantable de vencer. Se incorporaron 949 alfabetizadores populares, 150 maestros, 37 brigadistas Conrado Benítez y 32 brigadistas "Patria o Muerte".

A recónditos lugares de la geografía cubana llegó la voz de la enseñanza. La cartilla de alfabetización ofreció luz y esperanza a millones de hombres, mujeres y niños.

Desde entonces Cuba exhibe uno de los mejores índices de educación en el mundo. Hoy estamos enfrascados en un proceso de perfeccionamiento de la educación en todos los niveles. La experiencia cubana y sus buenos resultados recorren tierras de Europa, Asia, África y América Latina; el método "Yo sí puedo", es expresión de la voluntad solidaria de la Revolución.

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