jueves, 28 de octubre de 2010

Oda al Héroe del sombrero alón

Cuando triunfó la Revolución Cubana el primero de Enero de 1959, yo tenía seis años. Un día de octubre de ese año no podía comprender el porqué de tanto alboroto y lamento popular. Las frases iban y venían, como las olas contra los arrecifes: "¿Es verdad que murió Camilo, que cayó al mar?" Otros, confundidos por la noticia, gritaban eufóricos: "¡Es mentira, dicen que apareció!", pero no, no apareció el hombre de mil batallas, uno de los compañeros de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra, siempre acompañado del singular sombreo alón y su sonrisa eterna.

Supe después que la avioneta en que viajaba cayó al mar y desapareció físicamente el Héroe de Yaguajay, ya convertido en una leyenda imperecedera para todos los cubanos.

Él sigue vivo, en cada obra de la Revolución y en el corazón de su pueblo que aprendió a amarlo, admirarlo y respetarlo por sus méritos y virtudes.

El mismo pueblo que a 51 años de su desaparición, no lo olvida y en masiva peregrinación acudirá al mar, ríos o arroyos a dedicarle flores, como prueba de que siempre estará entre nosotros.

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