viernes, 8 de octubre de 2010

Luces del Che y Camilo

Les recomiendo el trabajo del colega Miguel Terry Valdespino, relacionado con el inicio de la campaña ideológica Camilo-Che.

Cuando pensaba en estas líneas, también fraguaba en mi mente la idea de escribir otras líneas en verso para que mi pequeña hija o algunos de sus compañeritos de primer grado en la escuela primaria Juventud de Acero, en Caimito, tuvieran a bien no pasar por alto un día fundamental en sus vidas: el 8 de octubre, fecha de la caída en La Higuera, Bolivia, del comandante Ernesto Che Guevara, el hombre al cual desearíamos que todos los futuros hombres se parezcan.

Los versos, a recitarse durante la entrega masiva de la pañoleta a los alumnos de primer grado, debían ser sencillos, libres de rebuscamientos, sin falsos aires solemnes, capaces de retratar con unas pocas palabras la esencia de una hidalguía quijotesca y cuerda que, como la del personaje cervantino, decidió existir para siempre desde aquel 8 de octubre, cuando tantos molinos imperiales decidieron destruirlo.

Al colocar el punto de cierre al final del décimo verso, palabras como Guevara, Camilo, hermanos, octubre, Isla, alumbrada, riesgo, sueños…quedaban registradas para los nuevos pioneros, ahora mismo a las puertas de la emoción que habrá de depararles esta pañoleta que les abriga el cuello y la esperanza.

Ninguna entrega más sensible que esta puede alumbrar el comienzo de la Jornada Camilo-Che, dos hombres de humores diferentes, de caracteres distintos, de Patrias diversas; pero unidos por el milagro dichoso de salvar al hombre, de llevarlo hacia las cumbres más altas de la conciencia y la libertad, hacia esas cumbres donde queremos que vayan nuestros pioneros de ayer y los que ahora, en este minuto, con una sonrisa a flor de labios se están sumando a las huellas del Che, Camilo y muchos sin que en ningún rincón los aguarde la incertidumbre, el terror, las drogas o algún trabajo feroz que les robe la inocencia.

¡Seremos como el Che!, gritan hoy los nuevos pioneros de toda Cuba. Un reto, sin dudas, grande. Pero los grandes retos engendran siempre grandes hombres.

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